¡Hola bebé!
Sólo quería pasarme por aquí para escribirte unas palabras. Sé que hasta ahora no te he prestado la atención que mereces, aunque me resulta un poco difícil centrarme teniendo a tu hermanita intensa revoloteando siempre a mi alrededor.
Pero son escusas, y quiero empezar a conectar más contigo, mi pequeñito ser .
El otro día nos dimos cuenta de que estabas de nalgas (estás con el culito en la parte baja de la barriga de mami), y aunque sé que la semana 33 es pronto y que puedes cambiar de posición, es algo que me ha agobiado un poquito. No por nada, porque será lo que tenga que ser y de la mejor forma para que ambos estemos bien. Sólo es porque a mamá le encantaría regalarte un parto, para ti y para ella, bueno, y también para papi.
Me encantaría poder sacarte y ponerte sobre mi pecho en ese mismo momento, igual que hice con tu hermanita. Olerte y que me huelas, contemplarte despacito, acariciarnos los tres y olvidarnos de que el mundo sigue girando durante al menos unos segundos.
Al contárselo a una buena amiga me comentó que te lo explicara, que igual te habías puesto así porque, al no haber querido saber tu sexo, querías que fuera lo primero que viéramos nada más salir. Así que, pequeñín, te voy a explicar un poco por qué tus padres son tan raros y les da igual esperar para descubrir tus genitales en el día del parto.
Como muy pronto descubrirás, vivimos en un mundo que a veces es un poco extraño. La palabra igualdad no existe, bueno, existe pero no se utiliza correctamente. «Igualdad entre hombres y mujeres» dicen, «igualdad de derechos», «igualdad de deberes», «entre ricos y pobres»… al final una palabra tan bonita e importante parece vacía de contenido, al nombrarla tantas veces sin apreciar su sentido.
Por ejemplo, la igualdad entre hombres y mujeres sigue sin existir, pequeñín/a. A la sociedad no le da igual una cosa que otra. Y mamá no habla de ser iguales biológicamente, ni en los derechos y facilidades que la mujer debería de tener por ser mamá. Me encanta ser mujer. Poder llevar vida dentro, proyectarla en este mundo y además hacer todo lo demás. Todo lo que se espera de nosotras. Que es mucho. A mi me parece fascinante.
Pero no es sencillo.
La pregunta más repetida en tu embarazo ha sido, ¿es niño o niña? Y cuando hemos dicho que no lo queríamos saber, muchas veces nos han mirado raro, como si estuviéramos locos. A lo que nosotros siempre hemos respondido: «¿Y qué más da? Sólo deseamos que esté bien y sea un niño o niña sano o sana. Al final nos dan la razón sin sentirla de verdad con la excusa de «bueno, si es una niña así hace compañía a la hermana y si es un niño ya tenéis la parejita».
Pero eso no es lo que sentimos mi vida. Sentimos que vas a ser un ser humano independiente y fuerte. Que te vamos a querer con toda nuestra alma, nuestro corazón y nuestro cerebro, y que vamos a respetar tus decisiones siempre de la mejor forma que sepamos o que tú nos enseñes.
Serás un hermanito/a maravilloso, y podréis jugar juntos y contaros vuestras intimidades independientemente del sexo que tengáis, si así lo queréis. A nosotros sí que nos da igual de verdad. Te queremos. Os queremos. Siempre.
Aunque el mundo intente decir que si eres un niño vas a ser activo, fuerte, bruto o inconsciente, tú puedes ser sensible, emotivo, tranquilo… Llorar sin miedo o gritar a los cuatro vientos que eres así y punto. Y al revés si eres niña. No deberían ser características vinculadas a un sexo. Somos únicos. No tenemos que ser todos idénticos. De hecho, nuestras fortalezas residen en nuestras desigualdades, y en la capacidad que tengamos de compartirlas con el mundo.
Tu hermanita ya ha sufrido en alguna ocasión la incomprensión de la gente que no ve más allá. Por ejemplo, el hecho de no llevar pendientes sigue siendo motivo para que le digan si es un chico o una chica, a pesar de que ella lo tiene bien clarito y responde sin importarle. Además, juega igual con coches y circuitos que con carrozas de princesas y bebés con sus carritos.
Tiene un pijama de Spiderman que le encanta y en su cumple quiso que pusiéramos la decoración de Spiderman. Es libre. A pesar de que alguien le haya dicho que eso es de niño. Me encanta verla tan feliz sin pensar en géneros impuestos. Te va a encantar conocerla, y ella está muy contenta de que vayas a venir.
Queremos que tú te sientas igual de libre para ser quien quieras ser. Sin complejos. Sin cargas.
Otra cosa que nos dicen mucho es que entonces que te vamos a comprar de ropa o qué vamos a tener preparado. Tú no te preocupes por nada. Tendrás ropita pequeño/a, heredada y nueva. Porque los colores (al igual que los juguetes) no son de ningún género, aunque haya personas que aún no lo sepan. Y lo más importante que tenemos que tener preparado para tu llegada somos nosotros: papá, hermanita y mamá. Lo demás da igual. Y si no está listo, podrá esperar.
Quizá sea una tontería pero, lo de no conocer tu sexo aún, a papá y a mí nos parece una forma bonita de regalarte algo más de tiempo libre de imposiciones. Tú solo tienes que ser. Nosotros estamos esperándote.
Así que, cariño mío, cariño nuestro, si es por eso por lo que estás en esa posición, puedes ponerte de cabeza. Podemos esperar unos segundos más para ver tus genitales porque no te van a definir como persona. Serás nuestro hijo/a maravilloso/a y te querremos SIEMPRE.
Aquí te esperamos. En este mundo loco, a veces lleno de luz y otras de oscuridad. Repleto de misterios, de milagros, y de aventuras que queremos empezar a vivir a tu lado. Gracias simplemente por existir.
Te quiere infinito,
Mamá
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Por supuesto q el sexo del bebé es lo de menos, un hijo se quiere desde que se planea ir en su busca sea niño o niña, pero ya sabes lo difícil qe es cambiar los conceptos de rosa o azúl … En mi caso aún me hechan en cara que no quisiera vestirlo de azúl de bebé y me miran raro porque los primeros juguetes de mi hijo fue una batería de cocina de juguete y en su cumpleaños una cocina, que adora y disfruta cada día. Ojalá ellos consigan terminar con la desigualdad de sexos …
Ojalá sea así y a ellos les cueste menos todo. Totalmente de acuerdo contigo. Un beso!!!
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