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Problemas de la lactancia

Os voy a exponer los problemas con los que me encontré en el establecimiento de mi primera lactancia. Esto será sólo una pincelada porque se escriben libros enteros con los problemas que pueden surgir y cualquier otra duda que tengáis o problema que os surja, os podéis poner en contacto e intentaré ayudaros.

Empecemos:

Desconocimiento por parte del personal de maternidad

Muchas mamás pedimos ayuda porque en esos momentos estamos desbordadas. No conseguía que mi bebé se enganchara correctamente, se dormía, mamaba un rato y se ponía a llorar… Muchas veces los consejos que me daban me volvían más loca y chocaban con lo que yo sabía y quería (me exprimían y decían que no tenía leche, que le diera un biberón para que cogiera fuerzas y descansara, posturas incómodas, etc.).

El día del alta tuve la ocasión de hablar con una enfermera especialista en lactancia (preguntar si existe esa persona donde deis a luz) y la verdad es que después de hablar con ella me fui a casa más animada e ilusionada, por lo que si tenéis la posibilidad no dudéis en pedirla y que os ayude.

Creo que en esas circunstancias lo que más se necesita es que te escuchen y te digan que todo va a salir bien, que observen una toma con paciencia, que los consejos de verdad sirvan para mejorar y animar siempre a la madre. Acompañar y apoyar. Por eso me reafirmo en lo que puse en la primera entrada: necesitamos formarnos todos los profesionales que nos relacionamos con el recién nacido y las mamás, para poder guiarlas en lugar de liarlas.

Pérdida de peso

Todos los recién nacido pierden peso los primeros días y se considera fisiológico hasta un 10% de pérdida con respecto al nacimiento. Así que generalmente no es necesario suplementar al bebé por este motivo, porque es lo normal. Hay que intentar el contacto precoz madre-bebé (piel con piel) porque es la mejor forma de que mantengan la glucemia y la temperatura, y así se inicien las primeras succiones del calostro (líquido amarillento que se segrega los primeros días hasta la subida de la leche), que es el alimento ideal para estas nuevas personitas, por sus múltiples beneficios.

  • Contiene más cantidad de proteínas, vitaminas liposolubles (K, E, A) y minerales, además de antioxidantes y quinonas que protegen del daño oxidativo y de la enfermedad hemorrágica.
  • Facilita la eliminación del meconio (primer excremento de los recién nacidos, negro-verdoso y viscoso).
  • Es rico en inmunoglobulinas, que recubren en tracto digestivo, previniendo la adherencia de patógenos.
  • Es poco volumen para permitir al niño el aprendizaje de la succión-deglución-respiración. Además los riñones inmaduros manejan mejor volúmenes pequeños por lo que el calostro es lo ideal en volumen y osmolaridad.
  • Se digiere muy rápido para que mame de forma frecuente y se estimule la subida de la leche.

Con todo esto es fácil comprender por qué se habla de «oro líquido» y en muchos sitios se intenta convencer a las mamas que optan por dar lactancia artificial para que le den los primeros días el calostro a sus bebés.

No pasa nada si por circunstancias adversas es necesario dar alguna toma de lactancia artificial. No es un fracaso y se puede conseguir una lactancia materna satisfactoria (o mixta). Pero en cuanto se pueda hay que intentar ofrecer el pecho al bebé, todas las veces que sea posible y el tiempo que se requiera.

En mi caso, tuve un retraso en la subida de la leche, a pesar de que mi parto fue muy bien, tuve a mi bebé piel con piel desde el minuto cero, hacíamos tomas a demanda al mínimo signo… y mi hija tuvo una pérdida de peso del 7% en las primeras 32 horas de vida, por lo que decidimos darle algún suplemento de lactancia artificial (5-10 ml) a la vez que succionaba (me ponía en el pecho una jeringa con un catéter flexible para que su succión tuviera recompensa y a la vez me estimulara). Dejamos de hacerlo en cuanto vimos que tenía calostro y mi niña ya sólo quería el sabor de su tetita.

Probablemente podría haber esperado un poco y no haberle dado leche de fórmula, porque en las primíparas (mujeres que paren por primera vez) la subida de la leche se puede retrasar hasta las 72-96 horas y lo que hay que vigilar son pérdidas por encima del 8-10%.

Pero yo comencé a ver el calostro a las 72 horas y subida como tal no noté, sólo sé que tras una toma nocturna del séptimo día de vida, mi hija se soltó del pecho y me regaló la sonrisa más preciosa y más plena que yo había visto en mi vida. Ahí comenzó mi amor por la lactancia materna (antes la quería pero ahí me enamoré), a pesar de las grietas que no me dejaron disfrutar 100% los primeros 15 días.

Las grietas

El dolor en el pezón puede existir sin un daño visible (a veces por la presión negativa que se genera los primeros días). El dolor de las grietas no suele aparecer el primer día, es más intenso al inicio de la toma y se alivia después de las primeras succiones del bebé (si el bebé hace algún vómito o regurgitación con sangre no os asustéis porque será vuestra). Lo más importante es intentar una succión adecuada, con labios evertidos, cogiendo parte de la areola, en una posición cómoda para ambos, dejando que sea el bebé el que coja el pecho (no metérselo en la boca).

En ocasiones los principios son difíciles, sobre todo para primerizas que no hemos visto dar el pecho con naturalidad a otras mujeres, por lo que algo que debería ser instintivo pasa a resultarnos complicado y necesitamos de un aprendizaje para cogerle el truco, por lo que aumenta el riesgo de sufrir grietas o fisuras, con el consiguiente dolor y el aumento de abandonos de la lactancia. Recodar que ese dolor es pasajero y en unos días mejora. Suelen ir bien las cremas de Lanolina pura que ayudan a la cicatrización y alivian un poco el dolor. Se pueden poner tras la toma y no pasa nada si el bebé lo chupa.

Algunos consejos para evitar las grietas son: intentar que los pezones estén siempre secos, dejar un poco de leche y que sequen al aire o con secados unos segundos, evitar las cremas (excepto la de Lanolina) y no limitar el tiempo de succión (dejar que sea el bebé el que suelte el pecho).

Si ya las tienes, ¡paciencia! Duelen pero se pasa. En cuanto se aprende a poner al bebé bien, empiezan a cicatrizar. Las pezoneras no son aconsejables porque dificultan la succión eficaz y no solucionan el problema de base.

Por último quiero decir que a todo el que vaya a ver a una mamá que esté comenzando a dar el pecho que no digan frases como que «llorar porque no tienes leche», «pide muy frecuente porque pasa hambre», «si le das un biberón dormirá más», «tu leche no le alimenta», «lo que tienes es vicio y lo estás malacostumbrando» y un largo etcétera.

Yo tuve la suerte de que mi familia tenía claro que la lactancia materna era lo mejor y lo que yo deseaba, y sólo puedo dar las gracias por su apoyo incondicional. Pero tiene que ser muy duro que las personas que más te quieren te hagan dudar de tu capacidad de amamantar, cosa que ya piensa una mujer recién parida sin que nadie se lo diga, y que te lo diga alguien ajeno a tu cabeza solo aumenta ese miedo exponencialmente.

Por ahora aquí lo dejo, mandando muchos ánimos a aquellas mamás en proyecto o que estén iniciando la lactancia. No dudéis de que vosotras podéis y de que será una experiencia maravillosa.

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Pediatribu

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