El estreñimiento es un motivo frecuente de consulta en nuestro día a día. A veces, nos llega enmascarado por otros síntomas. Otras veces nos consultáis porque el niño no ha hecho caca en varios días y/o, cuando las hace, éstas son muy duras. Vamos a hablar un poco sobre ello, así que vamos a lo importante del tema.
¿Cómo puedo saber si mi hijo está estreñido?
Debemos sospechar que nuestro hijo o hija está estreñido cuando presente alguno de los siguientes puntos:
- Menos de 2-3 deposiciones a la semana. Pero hay niños estreñidos que hacen caca a diario.
- Heces duras, como «bolitas de cabra» o como «bolitas pegadas».
A mi me gusta enseñarles imágenes de «los tipos de caca» para que los niños me digan a cuál se parece la suya. Porque a la pregunta de «¿cómo son tus cacas?» suelen responder que «normales», porque cierto es que serán normales para ellos, y llega una edad en la que los padres ya no solemos estar presentes en sus momentos de evacuación.
Os puedo asegurar que la mayoría, cuando les enseño las imágenes de la Escala de Bristol (podéis consultarla abajo) para averiguar la consistencia de sus deposiciones, se extrañan. Algunos se ríen y otros se esconden de la vergüenza porque su pediatra «está hablando de cacas» y este suele ser un tema tabú. Y yo me divierto viéndoles sus caras de sorpresa y haciéndolos partícipes de sus problemas.
- Deposiciones muy grandes, que incluso pueden atascar el WC.
- Dolor abdominal recurrente. Se pueden quejar de dolor de barriga con frecuencia, que a veces mejora tras las deposiciones.
- Dolor al hacer caca.
- Escapes. Al contrario de lo que se puede pensar, la encopresis (o escapes involuntarios de heces), puede ser un síntoma de estreñimiento, y una complicación frecuente cuando los niños presentan conductas retentivas (que no quieren hacer caca e intentan evitarla a toda costa). Las deposiciones que aparecen en su ropita, suelen ser líquidas o muy blandas, lo que nos puede dar una «falsa sensación» de que el niño o niña tiene diarrea, y ser el problema el contrario.
¿Por qué se estriñen los niños?
Hay momentos puntuales en los que es más frecuente que un niño presente estreñimiento. Por ejemplo, con el inicio de la alimentación complementaria, cuando se retira el pañal, al empezar en el colegio, cuando nace un nuevo hermanito, un cambio de domicilio, etc.
Nada tiene que ver lo que estamos hablando ahora con el estreñimiento del lactante en los primeros meses de vida (o falso e estreñimiento del lactante que podéis consultar aquí).
Otras veces no ha habido ningún cambio aparente en la dinámica familiar y aparece el estreñimiento.
Generalmente se asocia con una dieta pobre en fibra, con escasa ingesta de frutas, verduras y legumbres, y rica en proteínas. También encontramos que son niños que beben pocos líquidos. Por lo que la dieta está muy relacionada y, a veces, mejorando la alimentación se consigue mejoría en el hábito intestinal. Por tanto, una dieta equilibrada puede prevenirnos su aparición.
Asimismo, puede ocurrir que, en una deposición aislada, el niño se haga daño o presente alguna fisura en el ano y, tras esto, intente evitar las deposiciones por el miedo (real) a que el dolor se vuelva a repetir. Esto es «la pescadilla que se muerde la cola». Cuanto más se retiene, las heces son más duras y voluminosas y, por tanto, más dolorosas. Por eso es muy importante tratar bien las lesiones que aparezcan para evitar, en todo lo posible, que tengan dolor.
Hay niños que no evacuan porque para ellos es «una pérdida de tiempo». Si están jugando o concentrados en otras cosas, prefieren aguantarse. Al igual que si aparece la gana fuera de casa: en el colegio, en casa de alguien o en otros «lugares extraños». Pueden llegar a presentar lo mismo que he comentado en el párrafo anterior, haciendo cada vez más difícil el conseguir hacer de vientre con regularidad y sin dolor.
¿Cómo se diagnostica el estreñimiento?
El estreñimiento más frecuente en los niños es el estreñimiento funcional (95% de los casos), que es el que hemos estado tratando en este texto. Los pediatras llegamos a su diagnóstico tras un preguntaros mucho sobre cuando empezaron los síntomas, cuáles son, cómo son las deposiciones, hábitos dietéticos, cambios en el niño o en la familia… Con todo este interrogatorio y una exploración, con palpación del abdomen y un tacto rectal (es incómodo pero nos puede dar mucha información), nos suele bastar para confirmarlo.
No son necesarias otras pruebas complementarias, que estarán más orientadas a descartar un estreñimiento orgánico, es decir, que sospecháramos de que hubiera alguna enfermedad que nos estuviera dando ese estreñimiento.
¿Qué podemos hacer para ayudarlos?
Lo primero, tranquilidad. Tened en cuenta que el estreñimiento aparece de forma «esporádica u ocasional» y, corrigiendo un poco la dieta y algún otro consejillo, se puede solucionar. ¿Cómo?
- Ofrecer líquidos con frecuencia (ofrecer no es lo mismo que forzar).
- Aumentar la ingesta de fibra: cereales integrales, frutas, verduras y legumbres.
- Tranquilizar al niño. Explicarle lo que le pasa y animarlo para intentar restaurar su confianza.
- Reeducar el hábito intestinal, yendo al aseo unos 5-10 minutos tras las comidas (aprovechando el reflejo gastro-cólico, que es el que hace que se mueva el intestino tras las comidas). Sin distracciones y evitando lavabos hostiles (como podría ser el del cole). Si no se consigue, no pasa nada, pero se intenta unos minutitos sin presión.
- Evitar laxantes sin supervisión médica.
- Y cualquier duda que os surja, siempre consultar con vuestro Pediatra.
Porque no siempre mejora este estreñimiento ocasional. o podemos estar ante un estreñimiento crónico. Por lo que, siempre que sea posible, es conveniente que lo valore vuestro Pediatra, por si hiciese falta comenzar un tratamiento con laxantes o, si él o ella, creyera necesario daros otras recomendaciones o la realización de alguna prueba complementaria.
Habitualmente los pediatras usamos laxantes orales, que son muy seguros y se pueden mantener mucho tiempo. Así que no tengáis miedo y seguir las recomendaciones que os den.
Que un niño sea estreñido en la infancia, no quiere decir que vaya a ser un adulto con problemas de estreñimiento.
Paciencia, besos y muchos mimos