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El sueño en niños. Dormir como un bebé… ¿seguro?

El sueño en los niños es un motivo de consulta muy recurrente en Atención Primaria. Se trata de una función fisiológica vital, necesaria, periódica y compleja. Además, en nuestros peques, es un proceso evolutivo que comienza antes de nacer. ¿Lo sabíais?

Cada persona tiene unas necesidades de sueño específicas. El problema habitual que se nos plantea en consulta es que las necesidades de los pequeños no suelen coincidir con las del adulto. Porque dormir «como un bebé» no es lo que nos habían contado.

Y la falta de sueño puede afectar tanto a los niños como a los adultos, impactando en nuestra salud física, emocional y en nuestra capacidad para funcionar durante el día, y también en la de los peques. Es por eso que entender el sueño en el niño pequeño se convierte en una prioridad para muchos padres.

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¿Qué pasa con el sueño en los niños?

El sueño, al igual que otras muchas funciones, representa un logro en el desarrollo psicomotor de un niño. Es muy variable entre unos y otros pequeños, así que, lo mejor es no comparar para no «fardar» si tienes un peque «dormilón», ni sufrir de más porque tienes un peque «búho» que te da la sensación de que apenas necesita dormir.

Cada niño y cada familia es diferente, y lo que funciona muy bien en una casa puede no funcionar en otra. Hay que intentar adaptarse a las necesidades individuales de cada hogar, para asegurar el máximo descanso y la supervivencia de los padres o cuidadores, que necesitan atender a ese niño y pueden verse desbordados.

Además, hay etapas concretas del desarrollo del niño, como la ansiedad por separación, el inicio de la etapa escolar, el desarrollo de la autonomía, etc., que pueden producir alteraciones en del sueño de forma transitoria, empeorando o dando pasitos hacia atrás en lo que habíamos logrado con anterioridad, y es completamente normal.

La teoría nos dice que, según la edad, los niños duermen:

Recién nacido16-17 horas
3 meses14-15 horas
6-8 meses13-14 horas
1-2 añosUnas 13 horas
3-5 años10-12 horas (suelen perder la siesta)
6-10 añosUnas 10 horas
Horas de sueño estimadas según la edad (incluyendo siestas diurnas)

Pero ya os adelanto que esto es sólo teoría y que cada peque, igual que cada adulto, tiene sus necesidades individuales. Hay que fijarse más en cómo afrontan los momentos en los que están despiertos, si están muy cansados o si juegan con normalidad, para ver si necesitan más o si tienen suficiente con lo que han dormido.

Hablando de las siestas, hacia el año y medio de edad, los pequeños suelen tener ya sólo dos siesta y un periodo nocturno más largo y, alrededor de los 2 años, se quedan con una sola siesta que, probablemente, se irá perdiendo entorno a los 3-4 añitos, concentrándose el sueño en un único período nocturno.

Los niños a partir de los 5 años (entre los 5 y los 10), muestran una mayor regularidad de sueño y sus ciclos comienzan a parecerse a los de los adultos. Así que mucha paciencia. Cómo veis «la normalidad» es muy variable.

¿Pero qué es dormir «como un bebé»?

Habitualmente, dormir como un bebé es tener un sueño muy fragmentado, sin apenas distinguir el día de la noche, con despertares continuos, cada 2-3 horas para alimentarse y, a veces, cada menos tiempo.

¿Entonces qué podemos hacer para sobrevivir a esta etapa?

Conocer que el sueño del bebé es así, que no le pasa nada malo a tu pequeño, puede dar tranquilidad. Cada familia tendrá que decidir cómo hacerlo para intentar llevarlo lo mejor posible, asegurando el descanso de todos, sobre todo de mamá, que es la gran olvidada muchas veces.

Os dejo por aquí algunos consejos que os pueden ayudar a la planificación familiar:

  • Establecer una rutina de sueño: los niños pequeños se benefician enormemente de tener una rutina de sueño constante, es decir, hacer cada día más o menos lo mismo y a las mismas horas. Esto puede incluir actividades relajantes como bañarlo (si le calma), leer un cuento (desde muy pronto se puede comenzar con el hábito de la lectura) y/o cantar una canción de cuna antes de ir a la cama. Las rutinas, a los pequeños, les dan seguridad y, a los adultos, nos pueden ayudar a hacerles más sencilla la «vuelta a la calma».

  • Crear un entorno propicio para el sueño: mantener el dormitorio del niño tranquilo, oscuro y a una temperatura confortable. Evita la presencia de dispositivos electrónicos antes de dormir, ya que la luz azul puede interferir con la capacidad del niño para conciliar el sueño (y en los mayores también influye, importante recordarlo en los adolescentes con móviles).
  • Establecer horarios de siesta: las siestas en los niños pequeños son importantes para su desarrollo y bienestar. Es un mito que si nos saltamos la siesta, llegará más cansado a la noche y dormirá más. Habitualmente ocurre lo contrario, llegan «pasados de rosca» y es más difícil llevarlos a la calma.
  • Sé paciente: establecer hábitos de sueño lleva tiempo y paciencia. Es importante ser consistente con la rutina de sueño que elijas y darle tiempo al niño para que se ajuste. Por eso, cuanto antes se empiece, aunque parezca que no está funcionando, mejor.

Así que, la próxima vez que alguien diga que duerme «como un bebé», se le podría responder, «pues yo prefiero dormir como un adulto».

Y no os olvidéis,

Paciencia, mucha paciencia, muchísima paciencia, besos y muchos mimos.

Pediatribu

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