En los últimos años se está hablando mucho de la importancia de los 1000 primeros días pero, ¿sabemos a qué se refieren con eso? ¿por qué importan tanto esos días y no otros? ¡Vamos profundizar un poco en el tema!
¿Qué son los 1000 primeros días?
270 días de embarazo + 365 días el primer año de vida + 365 días del segundo año de vida = 1000 primeros días de esa persona.
Cada vez tenemos más información acerca de la importancia que tienen esos días en el desarrollo cognitivo, del lenguaje, de habilidades sociales y destrezas emocionales, que son determinantes para su bienestar presente y futuro, para lograr el objetivo de que nuestros hijos se conviertan en adultos sanos y felices. De ahí que unicef en su campaña nos diga que «lo que viven en sus primeros mil días es la base del resto de su vida«.
¿Qué podemos hacer en el embarazo?
El embarazo (40 semanas o 270 días) es una impresionante época de cambios físicos y emocionales. Sobre todo en una mamá primeriza.
Desde el mismo momento en el que descubres que estás embarazada, se empieza a formar el vínculo con ese pequeño ser. Al principio, quizás, notes sentimientos encontrados de alegría y ansiedad ante lo desconocido, pero sobre todo suele haber amor. Mucho amor.
Este momento de cambios hay que intentar vivirlo como una época de aprendizaje y de autocuidado (porque cuidándonos nosotras lo cuidamos a él/ella). Es importante mantener una alimentación saludable, rica en alimentos frescos, evitando alimentos con alto contenido en azúcar, sal y grasas, y limitar el consumo de cafeína y otras sustancias estimulantes.
La ganancia de peso debe ser adecuada durante la gestación, y este aumento puede ser distinto en cada persona, dependiendo de su estado pregestacional y otras variables. Pero no hay que comer por dos como tradicionalmente se dice sino comer pensando en los dos.
También es importante llevar una vida activa, practicando una actividad física moderada (siempre que no haya contraindicación médica), que hará que nos sintamos mejor, que estemos de mejor ánimo, que evita que se coja peso en exceso y nos prepara para el momento del parto.
De especial relevancia es la eliminación de hábitos tóxicos, como el tabaco y el alcohol, que a parte de repercutir en el feto, pueden repercutir en la salud futura del niño. Además se relacionan con un aumento en la incidencia del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.
Como vemos, es un momento ideal para cambiar nuestros hábitos hacia otros más saludables, y aprender a mantenerlos para enseñar a nuestros hijos.
El embarazo es un momento fantástico para formarnos e informarnos. Por ejemplo, leer sobre lactancia materna, o informarnos sobre crianza respetuoso o alimentación saludable. Hablar con nuestra pareja (si la hay), llegar a puntos en común, comunicar nuestras inquietudes y nuestros deseos cuando nazca el bebé. También puede ser de utilidad poner estos temas en conocimiento de otros miembros de la familia y amigos, con los que vayan a estar en contacto estrecho con la familia que estamos formando, para que resulte más fácil el momento de llevar a cabo nuestro modelo de crianza y que se reserven sus opiniones. Aunque seguramente escucharéis más de un comentarios hagáis lo que hagáis. Así que estad tranquilos, que lo hareis genial.
Los primeros 6 meses
Lactancia materna exclusiva a demanda. Es lo mejor que le podemos ofrecer.
Es bueno para la madre: establecimiento fácil del vínculo con su bebé, disminución del riesgo de diabetes tipo 2, menos riesgo de cáncer de ovario y de mama, menos osteoporosis, menos depresión postparto… Y es bueno para el niño: vínculo con su madre, seguridad, protección frente a infecciones, menos riesgo de enfermedades metabólicas… Hay muchísimas ventajas de la lactancia materna respecto a las fórmulas infantiles, tanto que la OMS habla de «riesgos de la lactancia artificial».
Por todo esto, dentro de nuestro deber como profesionales de la Salud está la protección de la lactancia, la información a la familia y la formación propia para poder hacer nuestro trabajo de forma adecuada o saber delegar en quien sepa más y no meter la pata hasta el fondo en un tema tan importante. Luego cada familia podrá decidir lo que mejor crea, pero por lo menos debemos informar para que puedan tomar una decisión consciente y podamos apoyarlos en lo que deseen y acompañarlos en todo momento.
En caso de que no sea posible o se tome la decisión se utilizarán lactancia artificial 1. Lo mejor es intentar darla lo más parecido al pecho, acunando al bebé, acariciándolo, dejándole sus pausas para que respire… También se recomienda que sea a demanda aunque con sentido común. La leche materna se digiere muy rápido (en unos 35-40 minutos), pero la fórmula tarda aproximadamente el doble en digerirse, por lo que un niño que ha tomado bien es raro que vuelva a pedir en media hora. Habrá que investigar primero si pudiera ser otra cosa.
Por otro lado es de vital importancia el establecimiento de un vínculo adecuado con la madre (principalmente), con el padre, y con otros miembros de la familia y amigos (gente que sume, que os respete), para potenciar su desarrollo, cuidarlos, comprenderlos, abrazarlos, besarlos, atenderlos siempre que lo necesiten…
La forma en que tratemos a este niño desde el minuto cero puede influir en el funcionamiento cerebral para el resto de su vida, y en los primeros años de vida es importantísimo el establecer una relación de apego fuerte para que se sientan cuidados, protegidos, y se sientan seguros para poder desarrollarse y expresarse con libertad.
Un lactante nunca manipula ni controla a los padres. Su llanto es la expresión de una necesidad real que le genera gran malestar. Por lo que está e nuestras manos ayudarle a resolver lo que por ahora él/ella no puede. Un niño tratado con amor y respeto no está malcriado. Está bien criado y bien cuidado. Y de esta manera se consiguen adultos fuertes y seguros, ya que han podido crecer en un ambiente no hostil, confiados y expresando su propio ser.
De los 6 meses al año
La lactancia materna es un alimento perfecto en el día 1 y en 1000. Pero a partir de los 6 meses se debe comenzar con la alimentación complementaria, que debe ser saludable, sin forzar, de forma progresiva. Debe adaptarse a cada familia, y en la medida de lo posible se debe hacer en familia, dando varias oportunidades a los distintos alimentos, y aumentando la frecuencia y la cantidad conforme el niño crezca, pero también tiene que tener en cuenta el apetito del niño, sin convertir la comida en un momento de tensión ni chantaje. Para más información, consultad aquí.
A partir de los 6 meses hay muchos cambios que nos permiten acompañarlos en su aprendizaje: aprenden a usar la pinza y a coger juguetes, a usar sus sentidos (incluso el gusto) para descubrir el mundo (por eso se llevan todo a la boca), comienzan a intentar desplazarse… los padres no debemos forzarles, sólo estar presentes en su descubrimiento del mundo; proporcionarles actividades estimulantes (salir al aire libre, hablarles mucho, leer, jugar, continuar besándole y achuchándolo…), y ofrecerles un espacio seguro en nuestro hogar, donde ellos mismos puedan crecer y descubrir lo que les rodea, día tras día.
El desarrollo psicomotor de cada niño va a distintas velocidades. No van a hacer las cosas todos a la vez porque no son máquinas. No es bueno comparar. Nuestro hijo es único. Más información aquí.
Del año a los 1.000 días
En cuanto a la alimentación, en estos momentos ya está prácticamente preparado para comer con la familia y lo mismo que la familia, por lo que si no lo habíamos hecho hasta ese momento, tenemos que modificar nuestros hábitos para ofrecerle a nuestro hijo una alimentación adecuada. Compartir el momento de la comida les encanta, al igual que experimentar con los platos y meter las manos, y esto es bueno para su desarrollo, para el conocimiento de texturas, olores y sabores.
Hay que permitirles el placer de alimentarse solos, aunque sea con las manos (no es tan importante que usen la cuchara, ya tendrán tiempo de aprender más adelante) y acaben de comida hasta los ojos (después se limpia y la ropa se lava). También es importante asegurarnos una adecuada ingesta de agua (sin forzar, sólo ofrecer) y que empiecen a usar el vaso de los mayores (¡aprovechar que estamos en verano, que si se mojan pues más fresquitos que van!).
El agua no se puede sustituir por zumos (de hecho los zumos, aunque sean naturales o pongan sin azúcar añadido, tienen mucho azúcar y no aportan los beneficios de una fruta entera) ni por otras bebidas refrescantes.
En esta etapa en la que comienzan a caminar adquiere importancia el ocio activo, sobre todo si se hace en familia: excursiones, paseos, parque (donde se puede relacionar con otros niños), otras actividades al aire libre… ¡Imaginación al poder! Además continuar poniendo la casa a su medida, para que pueda investigar sin peligros a su alcance.
También es importante el refuerzo positivo para el establecimiento de buenos hábitos en general. Tenemos que escucharles y animarles, reforzar siempre cuando hagan algo bien. Los comportamientos negativos no merecen más atención por nuestra parte que los positivos. Debemos poner límites, pero estando todo el rato con el no en la boca tampoco se consigue gran cosa. Es difícil no decir no mil veces al día porque nos sale.
A mi me cuesta muchísimo cambiar el chip muchas veces y exponer las cosas en positivo, pero os aseguro que funciona mejor así que la negación continua. Decidid lo verdaderamente importante y dejad libertad en cuestiones superfluas. Por ejemplo, las cuestiones de seguridad son un no rotundo incuestionable, pero sin embargo el que pinte la mesa se podría plantear de otro modo. Así el NO realmente importante cobra importancia.
Les encanta jugar y aunque ahora hay momentos en los que juegan solos o con otros niños, les apasiona que nosotros juguemos con ellos. Se sienten especiales y queridos cuando estamos a su lado y les prestamos nuestra atención. Podemos estimularlos con cosas sencillas: caminando en la arena, dejándolos que jueguen con las hojas o con la tierra, pintando con ceras o con pintura de dedos, etc. Otra cosa que les encanta hacer y que podemos potenciar son las labores del hogar. Se lo pasan pipa metiendo ropa en la lavadora, ayudando en la cocina o barriendo, así que podemos mantener esa curiosidad permitiéndoles estar a nuestro lado realizándolas (aunque probablemente nos cueste 3-4 veces más hacerlas).
Se están convirtiendo en pequeños adultos que cada vez serán más independientes. Los padres somos su ejemplo y que ellos son nuestros imitadores. No podemos pedir a nuestro hijo que coma fruta si nosotros no la comemos. Aprenderá que es importante y disfrutarán si nos sentamos a su lado y la comemos con ellos.
Los niños no son seres inferiores que deben someterse. Debemos darles su lugar en la familia y que se sientan escuchados y valorados. En muchas cosas ellos van a ser nuestros maestros y la mejor forma de enseñarles las cosas va a ser haciéndolas nosotros.
Sus cerebros son esponjas que aprenden sin cesar. No necesitan que les enseñemos, pero sí que les acompañemos y guiémos en el mundo. Ofrecerles experiencias y vivencias positivas. Cread recuerdos maravillosos. Disfrutad de los pequeños momentos.
Los niños de hoy son los adultos del futuro, y solo cambiando su mente y su forma de ver el mundo, podremos cambiar las cosas.
Toda esta información y mucho más, lo podéis consultar en http://www.crecer.org.uy/
Si priorizamos el comienzo de la vida, cambiamos toda la historia.
Pediatribu
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