Las pesadillas y los terrores nocturnos son trastornos del sueño muy frecuentes en la infancia. En concreto pertenecen a las denominadas parasomnias, trastornos episódicos, recurrentes, que se dan durante el sueño y lo perturban. ¡Vamos al tema!
¿Qué son las pesadillas?
Las pesadillas son sueños angustiosos que, normalmente, despiertan al pequeño, pudiendo éste relatar lo que ha visto y sentido de forma detallada. No presentan demasiada agitación motriz. La respuesta es más emocional que física. Suelen aparecer en la segunda mitad de la noche y les puede costar bastante volver a conciliar el sueño.
Ocurren con mucha frecuencia. Entre un 10% y un 50% de los niños de entre 3 y 5 años las presentan, aunque pueden presentarse en niños más pequeños, y suelen disminuir su frecuencia conforme van creciendo.
Son más frecuentes en niñas y aumentan con el estrés, la falta de sueño, cansancio extremo o con cambios en el lugar de dormir.
¿Qué podemos hacer ante una pesadilla?
Lo principal es tranquilizar al niño o niña, recordándole que ha sido solo un mal sueño. A veces lo viven tan intensamente, que les cuesta diferenciar sueño y realidad. Si duerme en otra habitación, quedarnos a su lado hasta que vuelva a conciliar el sueño. Recordarles que nos tienen para lo que necesiten siempre. Si tienen algún peluche u otro objeto que les de tranquilidad, ofrecérselo. Si necesitan tener una lucecita encendida, sin problema se le deja.
No debemos hablar demasiado del contenido del sueño en ese momento, ya que puede aumentar su ansiedad. Si sacan el tema al día siguiente o cuando sea, hablaremos con tranquilidad, explorando el miedo y dándole las respuestas que necesiten.
Esto es lo que más les va a ayudar a mantener la tranquilidad.
¿Qué son los terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos (también llamados «pavor nocturno») suelen aparecer en la primera mitad de la noche. De repente, el niño o la niña que hasta ese momento dormía tranquilamente, se agita, se sienta en la cama, grita o llora desconsolado, sin reconocer a los que le rodean. Su rostro delata miedo.
Aunque esté con los ojos abiertos, no ve ni conoce a quien está a su lado. Pueden necesitar contención física para evitar que se hagan daño, si están muy alterados. Si se despiertan, no saben lo que ha pasado y se sienten confusos.
Una vez que ha pasado la crisis (que puede durar unos 10-15 minutos), se duermen de nuevo tranquilamente y a la mañana siguiente no recuerdan nada de lo sucedido (amnesia del episodio).
Se estima que pueden ocurrir en un 1-5% de los niños en edad escolar. Más típico entre los 3-4 años, aunque pueden aparecer antes o después de esa edad, y suelen solucionarse espontáneamente antes de la adolescencia, siendo más frecuentes en niños que en niñas.
Pueden hacerse más frecuentes también por falta de sueño, enfermedades, fiebre, u otros estímulos como ruidos o cambios de postura forzados en la cama.
¿Qué podemos hacer ante un terror nocturno?
Lo principal sería mantener la calma. Es una situación muy angustiante porque ves a tu hijo o hija sufriendo y tu instinto te grita que vayas a despertarlo para acabar con esa situación cuanto antes.
Pero lo que hay que hacer es todo lo contrario. Sí que debemos ir a socorrerlo cuanto antes, pero lo más conveniente es que nos quedemos a su lado en silencio, sin zarandearlo ni intentar despertarlo. Si venos que está muy agitado o agresivo y podría hacerse daño, lo sujetaremos para evitar que se lesione. Y poco más.
A la mañana siguiente no debemos comentar lo sucedido, ya que no va a recordar nada y le podemos provocar ansiedad y preocupación a la hora de dormir, pudiendo incrementar los episodios.
Si éstos episodios se hacen muy frecuentes, provocan sueño durante el día, son breves (de 1-2 minutos), se repiten varias veces la misma noche, van en aumento, son muy violentos o empiezan a ocurrir cuando ya son más mayorcitos, siempre se deben de consultar con su pediatra.
¿Cómo diferenciar una pesadilla de un terror nocturno?
Vamos a ver las diferencias de forma esquemática:
Pesadillas | Terrores nocturnos |
Sueño REM | Sueño No REM |
Ocurren al final de la noche | Suceden al principio de la noche |
Recuerdo de los sucedido | Amnesia del episodio (no se recuerda) |
Fácil despertar, pudiendo relatar con detalle lo vivido | Difícil despertar. Si se despiertan hay confusión |
Vocalización escasa | Gritos, llanto intenso… |
Movilidad escasa | Mucha agitación motriz. Hay riesgo de lesiones |
Descarga autonómica ligera | Descarga autonómica marcada: taquicardia, respiración agitada, sudoración, pupilas grandes (midriasis)… |
Higiene del sueño
Una correcta higiene del sueño nos ayuda a prevenir o minimizar los trastornos relacionados con el sueño. Con algunas medidas generales, podemos mejorar la calidad del descanso:
- Establecer rutinas y horarios de sueño regulares
- Evitar la deprivación de sueño (la falta de sueño y de descanso)
- Evitar el exceso de líquidos antes de acostarse
- Ambiente relajado, evitar actividades excitantes las horas antes del sueño
- Orinar antes de ir a la cama
- Evitar pantallas (móvil, televisión, Tablet…) antes de acostarse
- Leer algún cuento, cantar alguna canción tranquila o charlar tranquilamente sobre lo que se os ocurra cuando el peque esté en la cama. Evitar la lectura de cuentos que puedan transmitir miedo
- Si fuera necesario, echarse alguna siesta diurna. A partir de los 3-4 años, habitualmente dejan de dormir por el día. Pero si están muy cansados o no tienen un descanso nocturno adecuado, igual les viene bien.
Y a raíz de esto nos surge la siguiente pregunta…
¿Cuánto duermen los niños?
Pues las necesidades de sueño varían a lo largo del desarrollo. No duerme lo mismo ni de la misma forma un recién nacido que un adolescente.
Edad | Duración aproximada del sueño en un día (diurno + nocturno) |
Recién nacido | 14 horas |
0-1 años | 16-20 horas |
1-3 años | 12 horas |
3-5 años | 11-12 horas |
5-12 años | 10-11 horas |
>12 años | 8-9 horas |
Esta sería una tabla orientativa, pero las necesidades pueden variar de un niño a otro. Si un niño duerme menos de lo que le corresponde para su edad, pero durante el día se encuentra activo y sin problemas, igual es porque no necesita dormir más. Hay cierta variabilidad.
Y lo dejamos por aquí.
Como siempre, ya sabéis, paciencia, besos y muchos mimos
Pediatribu
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Enlaces externos:
- https://enfamilia.aeped.es/temas-salud/pesadillas-terrores-nocturnos
- https://enfamilia.aeped.es/indice/pesadillas
- https://www.familiaysalud.es/vivimos-sanos/sueno/higiene-del-sueno/higiene-del-sueno-ensenando-dormir-nuestros-hijos
Hola. Pues mi niño de 30 meses duerme muy poco. Unas 7 horas de noche u 8. Pero no del tirón. Se despierta muchísimas veces. Llora @veces, teta a veces, colecho siempre lo pide. Da vueltas por nuestra cama buscando un sitio.
De día siesta entre 1,5 o 2,5 h. Depende, algunas veces ninguna.
A veces es así. Paciencia. Vigila sobre todo que durante el día esté activo. Hay niños que necesitan dormir menos de lo que desearíamos, pero sobre todo hay que observar que no haya repercusión en su día a día. Un abrazo y mucho ánimo!
Gracias!
Por el día no para. Tiene pilas duracell.
Muchas gracias por el post. Súper bien explicado.
Mi hijo de 2 años lleva unos días que se despierta, durante la primera mitad de la noche llorando, con cara de miedo, incluso tiembla, se sienta en la cama pero no se pone agresivo.
Aún no sabe explicarme qué le pasa.
Si le pregunto si tiene miedo me dice que sí, y si le pregunto cosas como si enciendo o apago la luz también me contesta. Al cabo de unos pocos minutos vuelve a dormir tranquilamente.
Veo que se dan características de pesadillas y de terrores nocturnos y no sé cuál será ni como ayudarle.
El resto de la noche duerme bien y al día siguiente está bien también.
Justo está empezando a identificar el miedo en su vida (despierto) en esta etapa y también le ha coincidido con que acaba de pasar virus de garganta y estómago…
Estoy un poco confusa.
Me da la sensación de que tiene más de terror nocturno pero es verdad que hay características de ambas. ¿Recuerda el episodio al día siguiente? Lo estás haciendo genial. Lo que necesita es sentirte cerca para volver a quedarse dormido tranquilamente. Mucho ánimo en esta etapa y un abrazo enorme!