La fimosis es un estrechamiento en la piel que recubre el glande del pene (el prepucio).
La mayoría de recién nacidos presentan fimosis, por lo que se puede considerar una circunstancia normal. Además también presentan un tejido fibroso que une glande y prepucio, las llamadas adherencias balano-prepuciales, por lo que conseguir la retracción del prepucio para dejar al descubierto el glande del pene en los bebés (y niños pequeños) es bastante complicado.
Vamos a ver qué podemos hacer y qué no, para mantener la salud del pene de los más pequeños.
¿Hay que darle el famoso «tirón»?
No. NUNCA. Aunque antiguamente se realizaba de forma rutinaria antes del año, ahora ya sabemos que no se debe hacer. Se trata de una situación que en la mayoría de los casos se va a resolver sola con el paso del tiempo y no es necesario someter al niño a un procedimiento muy doloroso que puede empeorar el problema, dejando, tras el tirón, zonas de desgarro en la piel que pueden producir cicatrices y una fimosis cicatricial, que tiene peor pronóstico y tratamiento.
Además podemos provocar una urgencia médica: la parafimosis. Al pegar el tirón el anillo estrecho de piel del prepucio se puede quedar bloqueado, comprimiendo el glande y no dejando que le llegue el flujo sanguíneo. Esto es muy doloroso y podemos provocarlo por hacer procedimientos innecesarios.
¿Cuándo tenemos que empezar a preocuparnos?
Como ya se ha comentado, la fimosis es una condición «normal» en el recién nacido y en el niño pequeño. A los 4 años se considera que ésta se resuelve de forma espontánea hasta en el 80% de los casos, y este porcentaje asciende hasta el 99% a los 16 años.
En general suelen ayudar los «tironcillos» que se dan los niños cuando se descubren su «pilila» (que no es lo mismo que el tirón), las erecciones espontáneas y el propio crecimiento del pene. Por lo que hay mucho tiempo por delante para que se solucione sin interferir.
En general, los pediatras hasta los 4 años no hacemos nada, a no ser que la fimosis sea tan importante que haya causado complicaciones, como balanitis, infecciones de orina de repetición o parafimosis.
En casa los papás si que deben asegurar una correcta higiene del pene del niño, realizando retracciones suaves durante el baño, siempre sin forzar, para limpiarlo bien.
A partir de los 4 años (a veces un poco antes) podemos intentar un tratamiento con corticoides tópicos durante varias semanas, que pueden resolver las adherencias y la fimosis.
Si sigue pareciéndonos que el prepucio está demasiado cerrado como para que se produzca su apertura con el tiempo, os remitiremos al cirujano para que valore la posibilidad de realizar la circuncisión.
Así que ya sabéis. Paciencia y muchos mimos.
Pediatribu
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