Se aproxima la época estival, las escapadas al campo o a la playa, los viajes en familia, cerca o lejos, y ¡las maletas! Viajar con peques es diferente. A la hora de preparar el equipaje intentamos tener todo lo necesario para que estén como en casa y, pensando en que puedan necesitarlo, nos parece mucho más importante que antes, la preparación de un botiquín para sus cuidados por si se pusieran enfermos o tuvieran algún percance. Pero, ¿Cómo de grande debe ser el botiquín? ¿Cuántas cosas metemos en la maleta «por si acaso»?
Como en otras muchas cosas, es importante el sentido común. La cantidad de cosas que tendremos que considerar, dependerá de donde vallamos y del tiempo de nuestra estancia, entre otros factores. Por ejemplo, no tiene sentido ocupar media maleta con el botiquín para un fin de semana (ni «por si»). Pero si viajamos a un país caribeño o a la India, igual es interesante llevarnos algo más completo.
¿Cuál es el botiquín básico?
Desde mi punto de vista, los indispensables serían:
- Tarjeta sanitaria.
- Algún medicamento para el dolor o la fiebre: ibuprofeno, paracetamol…
- Termómetro.
- Suero fisiológico: tanto para lavados nasales, como para lavados oculares o de heridas.
- Gasas estériles, tiritas o apósitos.
Para unos días o si estamos dentro de territorio conocido, a mi parecer, no nos haría falta sobrecargar el equipaje con muchas más cosas.
¿Qué meter en el botiquín básico ampliado?
Si nos vamos ya más días o a algún lugar donde no vayamos a tener fácil la posibilidad de acudir a una farmacia, a parte de lo anterior, yo me llevo lo siguiente:
- Algún antiséptico para las heridas, del tipo clorhexidina 1% en spray.
- Suero de rehidratación oral.
Además, si viajamos a algún sitio de Europa, acordaros de hacer la tarjeta sanitaria europea, y si es fuera, me parece muy importante la contratación de algún seguro de viaje por si tuviéramos que recibir asistencia sanitaria en el extranjero (y viajando con niños para mí sería un imprescindible).
Y ¿algo más?
Pues depende de dónde sea el viaje sería aconsejable consultar con vuestro Pediatra.
Por ejemplo, una crema con corticoides por si hay una reacción local por picadura, también es una opción.
Y un imprescindible para el verano, aunque no lo metamos habitualmente en el botiquín sería el protector solar, pero hay que llevarlo y ¡ponérnoslo! Muy importante su aplicación 20 minutos antes de la exposición al sol y cada dos horas o tras un baño prolongado (aunque sea resistente al agua).
Otro indispensable para los viajes al extranjero es el ponernos en contacto (a ser posible con tiempo, al menos un mes antes del viaje) con vacunación internacional por si fuera necesaria alguna vacuna adicional en nuestro destino y por si necesitamos llevar nuestra cartilla de vacunación a ese país.
Ni que decir tiene que si el niño (o el adulto) presenta alguna enfermedad en el momento del viaje o de forma crónica, esa medicación también se debe tener a mano. Por ejemplo, en alérgicos su antihistamínico, la adrenalina, en niños asmáticos su inhalador y su cámara, en epilépticos su medicación y la de rescate, etc.
Pero no hay que perder la cabeza. Lo habitual es que el botiquín vuelva sin haberlo utilizado.
Lo más importante que hay que meter en la maleta son capazos de ilusión, paciencia y ganas de disfrutar de todo. Vamos a compartir muchos momentos y sería maravilloso volver con un botiquín a reventar de experiencias y recuerdos estupendos, que nos den fuerza para continuar trabajando cada día.
Así que ya sabéis, no es el fin del mundo si no os habéis llevado «el armario de las medicinas» de viaje. Disfrutad mucho de los peques, que van a pasarlo genial a vuestro lado… Eso es lo que más necesitan… Y lo que nosotros más necesitamos.
Pingback: Mareo en coche: consejos para viajes moviditos - PEDIATRIBU