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Hipoacusia infantil: la importancia de escuchar desde el principio

¿Qué es la hipoacusia infantil?

La hipoacusia es la pérdida total o parcial de la capacidad auditiva. En el caso de los niños, hablamos de hipoacusia infantil cuando esta pérdida afecta el desarrollo de habilidades fundamentales como el lenguaje, la comunicación y la interacción social.

Existen diferentes tipos de hipoacusia: conductiva (cuando el problema está en el oído externo o medio), neurosensorial (en el oído interno o nervio auditivo) o mixta. Su intensidad puede ir desde leve hasta profunda, y si no se detecta y trata a tiempo, puede tener un impacto importante en el desarrollo emocional, académico y social del niño.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 34 millones de niños en el mundo viven con hipoacusia, y muchos de ellos no están diagnosticados ni reciben intervención temprana adecuada (OMS, 2023).

Cribado neonatal auditivo: detectando la hipoacusia desde el primer día

En España, todos los recién nacidos se benefician del cribado neonatal auditivo, una prueba no invasiva y rápida que se realiza en las primeras 48 horas de vida, antes del alta hospitalaria. Su objetivo es identificar casos de hipoacusia congénita o precoz para poder intervenir lo antes posible.

Este cribado se realiza con técnicas como las otoemisiones acústicas o los potenciales evocados auditivos del tronco cerebral (PEATC), que permiten conocer cómo responde el oído y el sistema nervioso ante estímulos sonoros (Ministerio de Sanidad).

Una detección temprana de la hipoacusia (idealmente antes de los 3 meses) permite iniciar tratamientos antes de los 6 meses, momento clave en la plasticidad cerebral del lenguaje. De lo contrario, el desarrollo auditivo y del habla puede verse comprometido.

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¿Qué consecuencias puede tener una hipoacusia no detectada?

La hipoacusia infantil no tratada puede tener efectos significativos:

  • Retraso en el desarrollo del lenguaje y la comunicación.
  • Dificultades en el aprendizaje y bajo rendimiento escolar.
  • Aislamiento social, frustración, baja autoestima.
  • Dificultad para establecer relaciones interpersonales y comprender normas sociales.

Además, si no se realiza un diagnóstico precoz, los niños con hipoacusia pueden ser erróneamente etiquetados como “distraídos”, “desobedientes” o “retrasados”, cuando en realidad están enfrentando un problema sensorial que requiere atención y apoyo.

El nuevo enemigo silencioso: auriculares y ruido recreativo

Hoy en día, la exposición prolongada a sonidos intensos (especialmente por el uso de auriculares) ha hecho que la hipoacusia inducida por ruido aparezca cada vez a edades más tempranas.

La OMS estima que hasta el 50% de los adolescentes están en riesgo de sufrir pérdida auditiva por escuchar música con volumen elevado en dispositivos personales o asistir frecuentemente a entornos ruidosos (OMS, 2022).

¿Qué se recomienda?

  • Regla 60/60: no usar auriculares a más del 60% del volumen máximo, ni por más de 60 minutos seguidos.
  • Evitar auriculares in-ear durante largos periodos.
  • Preferir auriculares con cancelación de ruido.
  • Fomentar descansos auditivos durante el día.

¿Qué opciones de tratamiento existen?

El tratamiento de la hipoacusia infantil depende de su causa y grado. Las opciones más comunes incluyen:

  • Audífonos pediátricos: amplifican los sonidos y se adaptan a cada nivel de pérdida auditiva.
  • Implantes cocleares: en casos de hipoacusia profunda o cuando los audífonos no son suficientes. Son dispositivos quirúrgicos que estimulan directamente el nervio auditivo.
  • Apoyos educativos y logopedia: esenciales para el desarrollo del lenguaje y la integración escolar.

El seguimiento debe ser interdisciplinario: otorrinos, pediatras, logopedas, audiólogos y, por supuesto, las familias.

Puedes conocer más sobre cómo se evalúa y trata la hipoacusia infantil en la web de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

¿Cuáles son las señales de alerta?

Aunque el cribado neonatal es clave, algunas pérdidas auditivas aparecen más tarde o no se detectan en ese primer examen. Por eso es fundamental que madres y padres conozcan las señales que pueden indicar una posible hipoacusia:

En bebés:

  • No se sobresalta con ruidos fuertes.
  • No gira la cabeza hacia sonidos o voces.
  • No balbucea como se espera (a partir de los 6 meses).

En niños mayores:

  • Retraso en el habla o en la comprensión verbal.
  • Habla muy alto o no responde cuando se le llama.
  • Dificultades de atención o comportamiento en el aula.

La importancia de escuchar para poder aprender

La audición es la puerta de entrada al lenguaje, y el lenguaje es la base de casi todos los aprendizajes. Por eso, detectar y tratar la hipoacusia infantil no es opcional, es esencial. Un diagnóstico precoz puede cambiar una vida.

Referencias y recursos útiles:

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