¿Qué es una Atención Temprana?
El libro Blanco de la Atención Temprana (AT), editado en el año 2000, define ésta como el “conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen como objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlos”.
Esta atención precoz, debe estar al alcance de todos los niños (universalidad), estar basada en la evidencia actual, contando con profesionales actualizados en neurodesarrollo (fisioterapeutas, logopedas, psicólogos, pedagogos…) y, por supuesto, es indispensable que encaje en la vida de las familias.
¿Cómo saber si nuestro hijo presenta un trastorno en su desarrollo o tiene riesgo de padecerlo?
Habrá niños que, desde el Hospital, sean derivados a AT por tener más posibilidades de presentar problemas en su neurodesarrollo, por ejemplo, prematuros, niños que han tenido complicaciones en su nacimiento o en sus primeros días, si existen antecedentes familiares de enfermedades neurológicas, síndromes genéticos…
Otras veces no será así, y seremos los Pediatras de Atención Primaria, principalmente con las revisiones y seguimientos del niño sano o en cualquier consulta por otros motivos, los que detectemos que algo no está yendo del todo bien y pongamos en marcha el circuito. En otras ocasiones serán los padres o madres los que nos consulten, preocupados por algún aspecto del desarrollo de sus hijos (a nivel de lenguaje, motor, psicológico, de comportamiento…).
También nos pueden dar “la voz de alarma” los centros de educación infantil o escuelas infantiles. Por eso es muy importante que haya coordinación entre todos, y lo ideal sería que esta comunicación fuese fluida, por el bien de los pequeños.
Os voy a contar lo que hacemos en Murcia, más o menos. Cuando se detecta la alteración (o aparece un riesgo), derivamos el caso a los Equipos Municipales de Atención Tempana, que son los que realizan un diagnóstico y orientan sobre las terapias que pueden ser necesarias. También realizan un seguimiento posterior. Otras veces se encargan de esto los Equipos de Orientación de las escuelas. Ellos remiten a los CDIAT (Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana), que suelen ser centros concertados o privados, lo que hace que algunos niños no puedan acceder a estos recursos “vitales” por cuestiones económicas.
Otros niños pueden beneficiarse del trabajo de Asociaciones. Además, no todas las Comunidades Autónomas tienen centros especializados en AT, por lo que según donde tengas la suerte de nacer, puedes tener más o menos oportunidades.
¿Quién realiza la Atención Temprana?
Los equipos de Atención temprana deben contar con profesionales formados en neurodesarrollo infantil y atención precoz. Al menos deben estar compuestos por psicólogo, fisioterapeuta y logopeda.
Pueden sumarse otras muchas especialidades en Atención Temprana: pedagogos, expertos en audición y lenguaje, expertos en estimulación, terapia ocupacional…
¡Un gran equipo que realiza una gran labor!
¿Por qué está dirigida a niños de entre 0 y 6 años?
Porque esta es la etapa de mayor plasticidad neuronal, cuando el cerebro tiene más capacidad de crear nuevas conexiones neuronales. Pero esto no quiere decir que la Atención Temprana no debiera de continuar en el tiempo, ya que los más mayores también podrían beneficiarse de estas intervenciones para mejorar sus habilidades o funciones. Pero, es lo que hay. Incluso en algunas Comunidades Autónomas la AT acaba a los 3 años. Como antes hemos comentado, no hay uniformidad en todo el territorio de nuestro país.
¿Por qué debe ser esta Atención temprana precoz?
Se llama así porque ésta debe de dar respuesta, como su propia definición indica, lo más pronto posible, a esa alteración o dificultad detectada.
En el desarrollo neurológico de los pequeños, existen los denominados “períodos ventana” o “ventanas de oportunidad”. Se trata de períodos sensibles en los que se pueden alcanzar aprendizajes concretos. Fuera de ese tiempo limitado, es posible que no se pueda lograr esa habilidad o no se haga de la mejor forma. Una estimulación adecuada en estos “períodos sensibles” puede suponer una mejora significativa y un menor impacto negativo en la adquisición de una función.
Por lo tanto, las listas de espera, la burocracia, la falta de coordinación entre todos los órganos implicados, nos supone una pérdida de tiempo y de oportunidades y, por tanto, un peor pronóstico, con mayor probabilidad de secuelas definitivas.
Porque la AT (aunque es lo que puede venirnos a la mente cuando se nombra) no es sinónimo de discapacidad. Es sinónimo de oportunidad y esperanza de mejora para muchos niños y sus familias. Es sinónimo de menos discapacidad, de menos trabas y más autonomía para los futuros adultos (que son nuestros niños actuales).
La propia definición nos habla de dirigir las intervenciones a las familias. ¿Ten importante es?
La familia es la clave de todo. Las horas de terapia pueden ser, ¿2, 3, 4 o 5 a la semana? Es un tiempo muy limitado, teniendo la misma 168 horas, con sus noches y sus días. El resto del tiempo, esos niños siguen relacionándose con sus familias, sus amigos, sus profesores… Capacitar al entorno de estos niños y niñas es incrementar sus oportunidades y mejorar su futuro.
Una tarea básica de la AT es apoyar a las familias en sus necesidades. Darles herramientas, ideas, para que sientan que son capaces de abordar los problemas que puedan surgir en este camino, difícil de transitar. Para que se sientan acompañados y «menos raros». Porque aún nos queda mucho que trabajar para la aceptación de la diversidad.
Pero ahí seguimos…
Paciencia, besos y muchos mimos
