Vivimos rodeados de pantallas. Prácticamente todos los adultos tenemos móvil (y cada vez más niños y con menos edad), tablets, uno o varios televisores en casa, incluso en el dormitorio, etc. Muchas veces consideramos que la televisión es un miembro más de la familia que nos hace compañía, otras veces nos sentamos simplemente a hacer zaping sin pensar, y en algunas (pocas) ocasiones vemos algo que de verdad nos apetece.
Los más pequeños de la casa son nuestro reflejo y también se ven cautivados por estas tecnologías. Muchas veces los ponemos frente a ellas para intentar estar un ratito tranquilos y nos dejen hacer cosas, otras veces porque nos lo piden (si lo hacen los papás y mamás, ¿por qué no ellos?). Pero, ¿hacemos lo correcto? ¿Puede repercutir negativamente en su desarrollo el estar frente a estos dispositivos? ¿Cuánto tiempo es recomendable? Vamos a resolver algunas dudas.
¿Qué consecuencias puede tener una exposición excesiva a pantallas?
Se ha visto relación entre ver la televisión (y otras pantallas) con frecuencia antes de los 2 años y problemas con el desarrollo del lenguaje, sin influir si se trata de contenido adecuado o no para la edad. Esto quiere decir que a esta edad no importa si ven «Pocoyo», «Pepa Pig» o «Informe semanal». Lo que influye negativamente es el tiempo de exposición.
También se correlacionan los problemas de atención en la infancia y en la adolescencia y el menor rendimiento académico. Además, se asocia con conductas agresivas y menor tolerancia a la frustración. Muy importante a este respecto es que los padres estemos atentos a las edades recomendadas y valoremos los contenidos que ven nuestros hijos en televisión, videojuegos, YouTube, etc. El uso de videojuegos adecuados a la edad y usados un tiempo razonable no ha demostrado que empeore el rendimiento escolar.
El sobrepeso y la obesidad es un grave problema de salud pública de nuestra sociedad y no cabe duda de que el sedentarismo influye en ésto (a parte de ser por sí sólo un problema para la infancia, los niños necesitan movimiento). Nuestros hijos ya no se pasan el día corriendo por la calle y jugando al aire libre, pero sí que pasan muchas más horas sentados frente a dispositivos electrónicos. Además se ha visto correlación entre niños que toman exceso de bebidas azucaradas y alimentos procesados, y la exposición a pantallas, más significativa esta relación cuando el uso de pantallas ocurre en el dormitorio.
El sueño es otro punto clave que se puede ver afectado, y dormir bien repercute en lo que se hace a lo largo de todo el día.
Hay que tener cuidado también con la «televisión que hace compañía». Aunque el niños no le preste atención al contenido, se ha visto que el ruido de fondo de la televisión hace que disminuya el juego libre y se vea afectada la creatividad y la imaginación. Afecta a la cantidad y a la calidad de su juego. Así que si nadie la ve ¡tele apagada!
¿Dónde ponemos el límite para considerar «excesiva exposición»?
La Asociación Americana de Pediatría ha recopilado múltiples estudios para darnos la respuesta a esta pregunta. La exposición recomendada para cada edad sería:
- Menores de 18 meses: cero horas cero minutos (cero patatero). Intentar no exponerlos nada de nada (excepto a las videollamadas).
- Entre los 18 y los 24 meses: de forma ocasional (no a diario), siempre programas de calidad, adecuados a la edad y en compañía de un adulto.
El cerebro del niño se desarrolla rápidamente durante estos años, y los niños aprenden mejor de las interacciones con personas, no con pantallas.
- De los 2 a los 5 años: una hora al día. A ser posible en compañía. Siempre valorando que el contenido sea adecuado y explicando lo que consideremos necesario. Discutir el contenido.
- A partir de los 6 años se habla de sentido común. Estableciendo límites y con contenidos adecuados. Discutir el contenido con ellos.
A tener en cuenta…
Si el contenido es adecuado a la edad del niño (a partir de los 2 años) y se limita un tiempo razonable, los efectos negativos son menos. Pero los niños deben aprender de situaciones de la vida real, no de la ficción. Por eso se considera tan importante el estar con ellos, valorar el contenido y poder hablar y opinar de lo que ven. Siempre es muy importante la comunicación con ellos, desde pequeñitos. Debemos ser razonables y consecuentes, no decir que no a ellos si nosotros seguimos haciéndolo. Somos su ejemplo, los niños nos imitan.
¿Qué podemos hacer en casa?
Algunas recomendaciones:
- Se recomienda crear zonas en el hogar libres de pantallas. Los dispositivos electrónicos deben estar en un lugar de paso, accesibles a toda la familia. No deben haber tablets, móviles, ordenadores o consolas en el dormitorio (dormitorio para dormir, libre de pantallas). Lo adecuado es que estén en un lugar común para todos. También se pueden establecer horarios libres de pantallas para favorecer la comunicación, el juego libre, y la colaboración de todos.
- Limitar el tiempo. Algunos autores establecen un límite máximo de 1.5 horas entre semana y 2 horas los fines de semana y vacaciones. Comprobar que los contenidos son de calidad y adecuados a la edad.
- No encender la televisión sin finalidad y apagarla cuando nadie esté delante.
- Intentar no usar pantallas una hora antes de irse a la cama para favorecer la conciliación del sueño y el adecuado descanso.
- Se debe comer con la televisión (u otros dispositivos) apagada. La comida es un momento de reunión, de hablar y compartir los momentos del día. Además, comer con pantallas se relaciona con el sobrepeso. Si estamos comiendo embobados, nuestro cerebro no es capaz de reconocer las señales de saciedad (se come más de lo que se necesita).
Es muy importante organizar nuestro tiempo en familia. No me cansaré nunca de decir que lo más importante para nuestros hijos es nuestro tiempo. Un tiempo de calidad a su lado, regalándoles momentos y experiencias enriquecedoras, discutiendo, debatiendo, estableciendo los límites desde el respeto y el amor que sentimos por ellos, acompañándolos en la maravillosa aventura de su crecimiento físico y emocional. Estamos educando a personas que van a poder cambiar el futuro y, para ello, nos necesitan en el presente.
Así que , paciencia, besos, abrazos y muchos mimos.
La vida se compone de pequeños momentos, experiencias, recuerdos, sueños… ¡No la llenes frente a una pantalla! (e intentad que vuestros hijos tampoco lo hagan). Hay que levantarse del sofá y VIVIR.
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