Dormir melatonina

Melatonina en niños: ¿Cuándo, cómo y por qué usarla (o no)?

¿Qué es la melatonina?

La melatonina es una hormona producida de forma natural por la glándula pineal, en el cerebro. Es la encargada de regular el ciclo circadiano: nuestro reloj biológico. Su secreción aumenta con la oscuridad, lo que favorece la somnolencia, y disminuye con la luz del día, facilitando el despertar.

En condiciones normales, los niveles de melatonina comienzan a subir al anochecer y alcanzan su pico entre las 2 y las 4 de la madrugada. Esta función es especialmente importante en la infancia, etapa en la que el sueño desempeña un papel esencial en el desarrollo neurológico, emocional y físico.

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¿Por qué se utiliza melatonina en la infancia?

En los últimos años, se ha popularizado el uso de melatonina en niños para mejorar el sueño. Se prescribe con más frecuencia en casos de:

  • Dificultad para conciliar el sueño.
  • Retraso de fase del sueño.
  • Trastornos del neurodesarrollo (TEA, TDAH, trastornos del lenguaje).
  • Niños con discapacidad intelectual.
  • Trastornos del sueño secundarios a enfermedades neurológicas o psiquiátricas.

En estos contextos, estudios han demostrado que la melatonina puede ser eficaz para reducir el tiempo que tarda el niño en dormirse, aumentar la duración del sueño y mejorar su calidad (Bruni et al., 2018).

No obstante, su uso debe estar justificado, supervisado y acompañado de medidas no farmacológicas. No es una solución universal para todos los casos de sueño alterado en la infancia.

¿Es segura la melatonina en niños?

La melatonina es, en general, bien tolerada y considerada segura a corto plazo. Sus efectos adversos suelen ser leves: somnolencia diurna, dolor de cabeza, irritabilidad o náuseas.

Sin embargo, aún existen interrogantes importantes sobre su uso prolongado:

  • ¿Afecta al desarrollo hormonal en la pubertad?
  • ¿Produce dependencia psicológica o altera la arquitectura natural del sueño?
  • ¿Qué efectos tiene si se administra durante años?

Organismos como la American Academy of Pediatrics (AAP) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) coinciden en que no debe usarse como primer recurso, ni tampoco mantenerse sin una evaluación médica continua (HealthyChildren.org).

Dosis, forma de uso y duración

¿Cómo se administra?

Generalmente en forma de comprimido, cápsula o gotas. Existen presentaciones de liberación inmediata y prolongada.

¿Qué dosis?

Las dosis suelen oscilar entre 0.5 y 5 mg. Lo recomendable es empezar con la dosis más baja posible y solo aumentar si es necesario y bajo seguimiento profesional.

¿Cuándo se toma?

Se recomienda administrarla entre 30 y 60 minutos antes de la hora deseada de sueño. En algunos trastornos de ritmo circadiano, puede indicarse incluso más temprano.

¿Durante cuánto tiempo?

La mayoría de guías sugieren que su uso debe limitarse a tratamientos breves (no más de 3-4 semanas). En situaciones especiales puede prolongarse, pero siempre con reevaluaciones periódicas.

¿Qué alternativas existen antes de recurrir a la melatonina?

Antes de pensar en suplementos, es importante abordar los hábitos de sueño del niño. La higiene del sueño es la base del tratamiento de casi todos los trastornos del sueño infantil.

Algunas claves recomendadas:

  • Rutina nocturna constante, relajante y sin prisas.
  • Hora de acostarse y levantarse fija (también los fines de semana).
  • Evitar pantallas al menos 1-2 horas antes de dormir.
  • Evitar cenas copiosas o ricas en azúcares.
  • Garantizar exposición a luz natural durante el día.
  • Promover actividad física diaria (pero no justo antes de dormir).

Un ejemplo concreto de estas recomendaciones puedes encontrarlo en nuestra entrada sobre rutinas de sueño infantil saludables (enlace interno sugerido).

El papel de la familia y la consulta pediátrica

Una alteración en el sueño puede tener causas diversas: ansiedad, sobrecarga sensorial, falta de límites, problemas médicos (reflujo, apnea), etc. Por eso, la evaluación clínica es indispensable.

A veces, detrás de un “no se duerme” hay un “necesita conexión, calma, acompañamiento”. Y otras, puede haber condiciones que requieran un abordaje multidisciplinar (neuropediatría, psicología infantil, neurodesarrollo…).

Es clave que las familias no se sientan culpables ni solas: los trastornos del sueño infantil son muy frecuentes y tienen solución con un enfoque individualizado y compasivo.

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Conclusión

La melatonina puede ser una herramienta útil para tratar problemas de sueño en niños, siempre que se utilice de forma responsable y bajo supervisión médica.

Pero no es una píldora mágica. El sueño infantil requiere comprensión, rutinas firmes, y en ocasiones, más paciencia que pastillas. Acompañar a los niños en su descanso es una forma poderosa de cuidar su salud y su bienestar.

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