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Hablemos de tristeza: depresión en niños y adolescentes

La infancia y la adolescencia deberían ser etapas llenas de descubrimientos, juegos y aprendizajes. Sin embargo, para algunos niños y adolescentes, la tristeza se instala de forma persistente, afectando su bienestar emocional y su desarrollo. La depresión, en estas edades, es una realidad que merece de especial atención y comprensión.​ No es una «simple» tristeza pasajera; no «se le pasará». Puede ser un grito silencioso de necesidad de ayuda.

¿Cómo se manifiesta la depresión en los más jóvenes?

A diferencia de los adultos, los niños y adolescentes pueden mostrar la depresión de formas menos evidentes. Algunos signos a tener en cuenta incluyen:​

  • Irritabilidad o cambios de humor frecuentes.
  • Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban.
  • Dificultades en la escuela: descenso en el rendimiento académico o problemas de concentración.
  • Cambios en los hábitos de sueño o alimentación.
  • Aislamiento social: evitar a amigos o familiares.
  • Quejas físicas sin causa médica aparente, como dolores de cabeza o estómago.

Es importante recordar que estos síntomas deben persistir durante al menos dos semanas y representar un cambio significativo en el comportamiento habitual del niño o adolescente.​

¿Por qué ocurre la depresión en estas etapas?

La depresión en niños y adolescentes puede tener múltiples causas, incluyendo factores genéticos, desequilibrios químicos en el cerebro, eventos traumáticos, problemas familiares, acoso escolar o presión académica. La adolescencia, en particular, es una etapa de cambios hormonales y sociales que puede aumentar la vulnerabilidad a trastornos del estado de ánimo.​

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¿Cómo podemos ayudar como padres, madres y cuidadores?

  • Escucha activa: Presta atención a lo que tu hijo o hija expresa, sin juzgar ni minimizar sus sentimientos.​
  • Comunicación abierta: Fomenta un ambiente donde se sienta seguro para compartir sus emociones.​
  • Observa cambios: Si notas alteraciones en su comportamiento, ánimo o rutinas, considera buscar ayuda profesional.​
  • Evita frases como: «No es para tanto» o «A tu edad no tienes problemas». Estas expresiones pueden invalidar sus emociones.​
  • Busca apoyo profesional: Los pediatras y psicólogos infantiles están capacitados para evaluar y tratar la depresión en jóvenes.​

¿Cómo podemos ayudar como padres, madres y cuidadores?

Acompañar a un niño o adolescente que atraviesa un cuadro depresivo puede ser desafiante, pero también profundamente transformador. Nuestro papel como adultos de referencia es clave. Aquí te ofrecemos algunas recomendaciones con ejemplos concretos para aplicar en el día a día:

  • Escucha activa
    Escuchar realmente lo que nuestros hijos nos quieren decir, sin interrumpir, juzgar o minimizar lo que sienten.
    Ejemplo: Si tu hijo dice: “No quiero ir al cole, me siento mal”, en lugar de responder “¡Venga, no exageres!”, podríamos decir:
    “¿Quieres contarme qué te hace sentir mal? Estoy aquí para escucharte.”
  • Comunicación abierta y sin juicios
    Fomentar un entorno donde se sientan seguros para hablar de sus emociones sin miedo a ser reprendidos.
    Ejemplo: Aprovecha momentos cotidianos como un paseo o una comida para iniciar la conversación:
    “Últimamente te noto más callado. ¿Hay algo que te preocupe? Puedes confiar en mí.”
  • Observar y validar cambios
    Estar atentos a los cambios en su comportamiento, ánimo o rutinas, y tomarlos en serio.
    Ejemplo: Si deja de jugar con sus amigos o se encierra más de lo habitual:
    “He notado que estás más en tu habitación. ¿Te apetece que veamos una peli juntos o demos una vuelta?”
  • Evitar frases que minimicen su malestar
    Frases como “No es para tanto” pueden invalidar lo que sienten.
    Ejemplo a evitar: “¡Tú qué vas a saber de problemas!”
    En su lugar, prueba con:
    “Sé que para ti esto es importante. Quiero entender cómo te sientes.”
  • Buscar apoyo profesional
    Acudir al pediatra o a un profesional de salud mental es fundamental.
    Ejemplo: “He estado leyendo sobre cómo a veces necesitamos ayuda para sentirnos mejor. ¿Te parece si hablamos con alguien que sepa de esto, como un psicólogo infantil?”
    Puedes compararlo con ir al médico cuando tienen un dolor físico:
    “Así como vamos al pediatra cuando te duele el estómago, también podemos ir cuando el corazón se siente triste.”
  • Crear rutinas con espacio para el autocuidado
    Las rutinas seguras y agradables ayudan a generar estabilidad emocional.
    Ejemplo: Planificar juntos momentos de disfrute:
    “¿Qué te gustaría hacer este fin de semana que te haga sentir bien? ¿Paseamos, cocinamos algo o ponemos tu música favorita?”
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Autolesiones y suicidio en la infancia y adolescencia: una realidad urgente

En los últimos años, las autolesiones y las conductas suicidas entre niños y adolescentes en España han aumentado de forma alarmante, convirtiéndose en una prioridad de salud pública. Aunque nos cueste imaginarlo, hay menores que sufren tanto emocionalmente que recurren a hacerse daño o incluso piensan en quitarse la vida.

Datos que deben preocuparnos

  • Según la Fundación ANAR, entre 2012 y 2022 los casos atendidos por conducta suicida en menores aumentaron más de un 1.900%. Solo en 2021, se atendieron 4.542 menores por ideación suicida, autolesiones o intentos de suicidio.
  • El perfil más común es el de una adolescente de entre 13 y 17 años, con problemas de salud mental previos y antecedentes de violencia (acoso, abusos, etc.).
  • Se estima que entre el 10% y el 30% de los jóvenes españoles de 14 a 24 años han recurrido a autolesiones no suicidas como forma de gestionar su dolor emocional.

¿Qué son las autolesiones?

Las autolesiones suelen ser una manera de aliviar el sufrimiento emocional intenso. No siempre implican una intención suicida, pero sí indican un malestar profundo que no debemos pasar por alto. A menudo, son una forma de expresar lo que no pueden decir con palabras, o una vía para sentir “algo” en medio del vacío emocional.

El suicidio en la infancia y en la adolescencia

El suicidio se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre los jóvenes en España, una tendencia que ha ido en aumento en los últimos años y que requiere una atención urgente por parte de toda la sociedad.​

Datos recientes
  • Adolescentes de 15 a 19 años: En 2022, se registraron 75 suicidios en este grupo de edad, un aumento del 41,5% respecto a los 53 casos de 2021. De estos, 44 eran chicos y 21 chicas. ​elconfidencial.com
  • Menores de 15 años: En 2022, 13 niños y niñas menores de 15 años se quitaron la vida, frente a los 22 casos registrados en 2021. ​FSMe+1elconfidencial.com+1
  • Jóvenes de 15 a 29 años: En 2023, se registraron 354 suicidios en este grupo de edad, convirtiéndose en la principal causa de muerte no accidental entre los jóvenes en España.

¿Qué podemos hacer?

La buena noticia es que estas conductas pueden prevenirse. Aquí algunas claves:

  • Estar atentos a señales de alerta: Cambios en el comportamiento, aislamiento, tristeza persistente, marcas en brazos o piernas, pérdida de interés en actividades habituales.
  • Hablar sin miedo, sin juicio: A veces, preguntar directamente “¿te has sentido tan mal que has pensado en hacerte daño?” puede abrir una puerta a la ayuda.
  • Buscar apoyo profesional cuanto antes: No debemos esperar a que la situación empeore. El acompañamiento psicológico puede ser clave para frenar una escalada de riesgo.

Recursos de ayuda para niños, adolescentes y familias en España

En España, existen diversos recursos y servicios especializados que ofrecen apoyo emocional y psicológico a niños, adolescentes y sus familias. A continuación, se detallan algunos de ellos, incluyendo cómo acceder a cada uno:​

Línea 024 – Atención a la conducta suicida

Servicio nacional gratuito, confidencial y disponible las 24 horas del día, los 365 días del año. Atiende a personas con ideación suicida y a sus familiares o allegados. Ofrece atención telefónica, chat en línea y videointerpretación en lengua de signos.​

línea de atención a la conducta suicida 024

Fundación ANAR – Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo

Ofrece líneas de ayuda 24/7 para niños y adolescentes en riesgo, así como para sus familias y centros escolares. También dispone de un chat confidencial y gratuito.​

Teléfono de la Esperanza

Organización no gubernamental que ofrece un servicio integral y gratuito de apoyo a las personas que se encuentran en situación de crisis. Disponible las 24 horas del día.​

Save the Children – Programas de apoyo psicológico y educativo

Ofrece programas de apoyo psicológico y educativo para niños afectados por situaciones adversas, incluyendo espacios seguros donde los menores reciben apoyo emocional y participan en actividades recreativas.​

Fundación ANAED

Brinda información y apoyo sobre la depresión en adolescentes, incluyendo recursos para padres y educadores.​

Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente – Comunidad de Madrid

Ofrece atención médica personalizada a niños y adolescentes, incluyendo programas asistenciales que promueven la investigación y tratamiento de la personalidad en la adolescencia.​Comunidad de Madrid

Familia y Salud – Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap)

Publicación en Internet con contenidos relacionados con la salud infantil dirigidos a niños, adolescentes y sus familias, así como a docentes y otros profesionales relacionados con los niños.​

Estos recursos están diseñados para proporcionar apoyo y orientación en momentos difíciles. Es fundamental recordar que buscar ayuda es un acto de valentía y el primer paso hacia el bienestar emocional.

Un mensaje final

La depresión en niños y adolescentes no es un signo de debilidad, ni una simple etapa pasajera. Es una condición seria que puede afectar profundamente a su desarrollo emocional, social y académico. Pero también es una condición tratable y, con el apoyo adecuado, es posible salir adelante.

Como madres, padres, docentes o cuidadores, no tenemos que tener todas las respuestas. Pero sí podemos ofrecer algo fundamental: presencia, escucha, cariño y disposición para acompañar. A veces, el gesto más pequeño (una conversación, un abrazo, una tarde compartida…) puede ser un enorme alivio para un niño o adolescente que se siente solo.

Pedir ayuda no es fallar, es cuidarse. Y cuidar la salud mental de nuestros hijos es tan importante como cuidar su salud física. Si notamos cambios persistentes en su estado de ánimo o comportamiento, no dudemos en buscar orientación profesional. El primer paso puede ser tan sencillo como una llamada al pediatra o una conversación con un orientador escolar.

Y si eres adolescente y estás leyendo esto: no estás solo. Tus emociones importan. Hablar de lo que te pasa es valiente. Hay personas preparadas para ayudarte y personas que te quieren, aunque a veces te cueste verlo.

La buena noticia es que la recuperación es posible. Con el acompañamiento adecuado, el tiempo y las herramientas necesarias, los niños y adolescentes pueden volver a conectar con la alegría, la curiosidad y las ganas de vivir que les son propias a su edad.

🌱 La salud mental también se cultiva. Y con amor, respeto y apoyo, florece.

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