Hoy nos adentraremos en un tema crucial para la seguridad de nuestros pequeños, sobre todo en los primeros años de vida: el riesgo de atragantamiento con alimentos. Las recomendaciones han ido cambiando a lo largo del tiempo. Yo recomiendo en menores de 6 años extremar las precauciones, pero habrá niños que veréis más preparados con cuatro o cinco años.
En los menores de 4 años evitar siempre, de forma general, alimentos duros y con formas redondeadas, por que son los que tienen más riesgo de acabar atrapados en el árbol bronquial de nuestros niños y niñas.
Vamos ir viendo algunos alimentos concretos que tienen especialmente elevado el riesgo de asfixia por ingesta en los más pequeños.
Alimentos con más riesgo de atragantamiento
1. Uvas:
Por su tamaño, forma y consistencia, tienen un riesgo potencial de atragantamiento elevado. Por eso, cada año hacemos campaña para visibilizarlo en Nochevieja. Pero las uvas también son una fuente maravillosa de vitaminas, minerales y fibra, que se pueden introducir en la diera de nuestros pequeños desde los 6 meses.
¿En qué quedamos? ¿Desde los 6 meses o a partir de los 6 años?
Todo depende de la forma en la que se la ofrezcamos.
Desde los 6 meses se podría dar en forma de puré o, simplemente, chafada, quitando la piel y las pepitas.
A partir de que los pequeños sepan hacer «la pinza» (coger elementos pequeños entre sus dedos índice o corazón y pulgar), se podrían ofrecer en cuartos. Esto ocurrirá a partir de los 8-9 meses. Hasta ese momento, los lactantes cogerán lo que quieran por arrastre, arrastrando la mano con todos los dedos y cerrando el puño.
A partir de los 4-5 añitos, si veis que el peque está preparado, se podrían dar por mitades. Y más mayores enteras, pero con tranquilidad y bajo vigilancia estrecha. Masticando bien.
2. Trozos Grandes de Carne:
La carne es una fuente de proteínas y hierro que nos interesa meter pronto en la dieta, ya que las reservas de hierro comienzan a descender más o menos a los 6 meses. De esta manera, la carne se convertirá en un alimento más a ofrecer a partir del inicio de la alimentación complementaria.
Si se ofrece en puré, no hay problema, pero si se practica BLW o el método BLISS, habrá que deshilacharla bien, ofrecerla en trocitos muy pequeños al principio, en croquetas o hamburguesas con texturas más blandas. Yo les comento a los papas que, si pueden chafar el trozo con facilidad entre nuestro dedo pulgar e índice, el peque también podrá chafarlo con sus encías (no es necesario que haya dientes para comenzar con la alimentación con sólidos).
Por otro lado, las salchichas tipo «frankfurt», no son alimentos necesarios ni beneficiosos pero, como están en la dieta de muchos niños, comentar que son alimentos de riesgo por su forma. Es recomendable el corte longitudinal, en lugar de transversal, o realizar ambos cortes, dependiendo de la edad y la madurez del niño o niña.
3. Frutas y verduras duras:
Manzanas, zanahorias crudas y otras frutas y verduras duras pueden ser difíciles de masticar para los niños pequeños. Es mejor optar por cortarlas en trozos pequeños o cocinarlas para que estén más blandas y sean más fáciles de manejar.
Las zanahorias y manzanas laminadas, chafadas, hervidas, al horno o en purés, son ideales para los peques que se inician en esto de la alimentación complementaria. Ya tendrán tiempo de probarlas enteras.
4. Frutos secos enteros:
Nueces, almendras y otros frutos secos enteros son alimentos nutricionalmente muy completos pero también representan un riesgo de atragantamiento alto, por su dureza y forma. Se pueden ofrecer desde los 6 meses en la dieta diaria de nuestros hijos e hijas, pero en forma de mantequillas o triturados para reducir este riesgo.
Yo esperaría hasta los 5-6 años para ofrecerlos enteros y siempre cuando estén bien vigilados y tranquilos.
5. Caramelos, chicles y otras «chucherías»:
Son sustancias (no los quiero llamar alimentos) que se pueden mantener lejos de nuestros pequeños durante mucho tiempo. Cuanto más tarden en probarlos mejor. No pasa nada ni es «una lástima» que no hayan probado «las chuches» con 7-8 años. No aportan ningún beneficio a su dieta y son causantes de caries, además del riesgo añadido de atragantamiento por su textura y forma. Así que cuanto más tarde mejor y cuanto menos lo tomen también mejor.
6. Palomitas de Maíz:
Su forma redonda y su textura pueden dificultar la deglución segura. Aunque a mi me parecen una merienda divertida y aconsejable, al tratarse de un cereal integral en grano, y es una buena alternativa para cubrir las necesidades diarias de hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales dentro de una dieta equilibrada. Pero esperaría para introducirlo en la dieta en torno a los 4-5 años del peque, siempre dependiendo de su madurez para la masticación y deglución.
Un par de consejos extra para evitar sustos:
- Supervisión Constante: no se deben dejar solos a los niños mientras están comiendo. La supervisión constante es clave para prevenir situaciones de riesgo.
- Enseñar a Masticar: A medida que nuestros hijos crecen, hay que ir enseñándoles a masticar correctamente y a comer con calma. ¡Las prisas a la hora de comer puede aumentar el riesgo de atragantamiento!
Espero que os sirvan de ayuda estos consejos simples y que podáis disfrutar juntos del placer de la comida.
Un abrazo enorme
Pediatribu
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Enlaces externos:
- https://mypersonalfood.es/
- https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/el-plato-para-comer-saludable-para-ninos/
- https://enfamilia.aeped.es/prevencion/atragantamiento
- https://centroactiva.com/atragantamiento-en-ninos-como-prevenirlo-como-actuar/#:~:text=Si%20el%20ni%C3%B1o%2Fa%20se,al%20ni%C3%B1o%2Fa%20que%20tosa.