Picaduras, ¿qué hacer?

Las picaduras son un motivo frecuente de consulta durante el verano. Aunque la mayoría de ellas no requieren de ningún tratamiento específico, está bien repasar el tema para intentar evitarlas, y si ya las hemos sufrido, ver lo que podemos hacer para aliviar los síntomas (si los hubiera). Sobre todo en los más pequeños de la casa.

Picaduras de mosquito

Las picaduras de mosquito suelen dar una reacción local pequeña, algo pruriginosa («que pica»). Los mosquitos no inoculan veneno como tal, lo que nos da «esa reacción» es su saliva, ya que liberan sustancias anticoagulantes para poder succionar nuestra sangre más fácilmente. Suelen picar sólo una vez, por lo que las lesiones no están agrupadas. La alergia a sus picaduras se desconoce, pero alrededor del 3% de la población presenta una reacción local exagerada, más común en niños. No suelen dar síntomas de mayor gravedad.

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Picaduras de avispas y abejas

Las abejas mueren al picar, y el aguijón se queda incrustado en la herida. La avispa no deja el aguijón clavado, por lo que puede picar varias veces consecutivas. Ambos insectos inoculan un veneno que contiene mediadores inflamatorios, responsable de los síntomas que producen. Sus picaduras suelen tener una reacción local mayor, de hasta 10 cm de diámetro y que puede mantenerse hasta 10 días y posteriormente ir disminuyendo. Además a veces duelen.

La reacción local se puede sobreinfecctar por bacterias y producir celulitis, aunque no es muy frecuente, pero ocurre sobre todo si extraemos de forma inadecuada el aguijón (mejor con pinzas y no usar las manos o la succión). Las abejas y avispas tienen más riesgo de producir una reacción sistémica por alergia a su veneno: la anafilaxia. Además varias picaduras también pueden llegar a provocar una reacción similar.

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¿Qué es la anafilaxia?

Se caracteriza por varios síntomas que afectan a la vez a varios órganos, como la piel (urticaria, exantema…), a nivel respiratorio (tos, dificultad respiratoria…), abdominal (vómitos, diarrea, dolor…), cardíaco (taquicardia, bajada de la tensión arterial…). Estos síntomas aparecen de forma brusca y pueden poner en peligro la vida, por lo que es muy importante actuar lo antes posible.

Si un niño (o cualquier persona) ha presentado ya alguna reacción generalizada por picaduras, debe llevar siempre a mano la adrenalina autoinyectable en jeringa precargada intramuscular. Si no se dispone de ella, contactar con un servicio de Urgencias cuanto antes.

¿Podemos evitar las picaduras?

En algunas ocasiones sí. De forma general se pueden seguir las siguientes recomendaciones:

  • Las avispas y las abejas pican cuando se sienten amenazadas. Así que si revolotean cerca nuestro o se nos posan encima lo peor que podemos hacer es aspavientos, intentar darles o salir corriendo (sé que es muuuuyyy difícil pero es así). Lo mejor sería controlarnos y hacer movimientos lentos hasta que se vayan. Además, las avispas liberan feromonas tras picar, que pueden atraer a otros miembros de la colonia, por lo que si ya nos han picado, lo mejor sería alejarnos del lugar en la medida de lo posible.
  • No ir descalzo en lugares peligrosos, como las piscinas o en el campo (el resto del tiempo no pasa nada porque vayan descalzos, incluso es recomendable). Sagudir las toallas o la ropa antes de usarlas.
  • No usar perfumes ni otros productos con olores intensos.
  • Vestir con ropa clara, los colores llamativos atraen a avispas y abejas.
  • En cuanto a los repelentes, existen opciones naturales y químicas:
    • De entre los naturales el más utilizado es el aceite de citronela, aunque el tiempo de protección suele ser limitado (menos de dos horas). No tengo clara la eficacia de las pulseras. Es posible que proteja de picaduras donde la llevemos puesta pero en zonas más alejadas no está tan claro.
    • También he escuchado acerca del aceite del árbol del té, que se está poniendo de moda, para el tratamiento y prevención de los piojos, pero no he encontrado bibliografía suficiente que respalde su acción frente a picaduras de insectos.
    • El DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida) es el repelente más frecuente de los repelentes químicos. No aplicar a menores de 2 años ni en concentraciones superiores al 30%. En caso de ponerse protector solar, aplicar éste primero, esperar 20 o 30 minutos, y encima poner el repelente.

¿Y si ya han picado?

La mayoría de picaduras no necesitarán de ningún cuidado específico, sólo lavado de piel con agua y jabón (el baño habitual) y mantener las uñas bien cortitas para evitar las heridas por rascado (que pueden sobreinfectar la picadura).

Si la picadura fuera de abeja, recordad que la extracción del aguijón es mejor hacerla con pinza y evitar hacerlo con las manos o con la boca (podríamos infectar la herida con nuestras bacterias).

Si existe picor más o menos intenso, dolor, o irritación de la piel, se puede emplear el frío local o algunas lociones de calamina o amoniaco, de venta libre.

En reacciones más extensas o cuando no se consiguen controlar los síntomas con lo anterior, puede ser necesario el uso de algún corticoide tópico de baja potencia, antihistamínicos o analgésicos orales. Mejor que os indique vuestro Pediatra si son necesarias.

En resumen…

La mayoría de reacciones a las picaduras serán leves y no precisarán tratamiento específico.

Los repelentes no se deben usar en menores de dos años, sobre todo los químicos (aunque mucho cuidado también con los naturales en niños pequeños).

Precaución en niños alérgicos. Si ha presentado ya una reacción sistémica tened a mano siempre la adrenalina intramuscular e instruid a maestros o personas implicadas en su cuidado para que sepan usarla.

Y sobre todo, disfrutad mucho del buen tiempo junto a vuestros pequeños.

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Pediatribu

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